viernes, 28 de marzo de 2008

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4 comentarios:

xènia dijo...

Ante todo también deseo felicitaros, chicas.

Me gustaría hablar de un poema que hemos analizado en clase y que no se encontraba entre los publicados ( o al menos eso me ha parecido ).

Se trata de "Fue una clara tarde, triste y soñolienta".
He elegido éste poema porque las imágenes que me evoca son realmente bellas.
El paisaje descrito, no se parece en nada a ninguno pertinente a mi infancia y de alguna manera, me gustaría poder recordar una situación como ésa.


"FUE UNA CLARA TARDE, TRISTE Y SOÑOLIENTA"

"Fue una clara tarde, triste y soñolienta
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...

La fuente sonaba.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta.
En el solitario parque, la sonora
copia borbollante del agua cantora
me guió a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía.

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?
Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente:
No recuerdo, hermana,
mas sé que tu copla presente es lejana.

Fue esta misma tarde: mi cristal vertía
como hoy sobre el mármol su monotonía.
¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares,
que ves, sombreaban los claros cantares
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama,
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?...
Fue esta misma lenta tarde de verano.

—No sé qué me dice tu copla riente
de ensueños lejanos, hermana la fuente.

Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
yo sé que es lejana la amargura mía
que sueña en la tarde de verano vieja.

Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

—Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.

Fue una clara tarde del lento verano...
Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
y en la clara tarde dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían;
la sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Adiós para siempre la fuente sonora,
del parque dormido eterna cantora.
Adiós para siempre; tu monotonía,
fuente, es más amarga que la pena mía.

Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruïdo abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta."


Éste poema, habla de la tristeza, de la melancolía de lo vivido.
El protagonista, regresa a un lugar donde jugó de pequeño, que en ese momento narrativo está abandonado ("La hiedra asomaba al muro del parque, negra y polvorienta...). En cambio, de la fuente situada en el centro, mana agua todavía.
Ésta, le recuerda al protagonista, que estuvo allí durante su niñez, y poco a poco, a través de ella, que es como si le relatara la historia de su pasado, le van viniendo a la memoria todos los recuerdos del lugar (“La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?”)
En su final, el narrador-protagonista, abandona de nuevo ese paraje “Adiós para siempre la fuente sonora, del parque dormido eterna cantora”,posiblemente para ya no regresar.
En este poema, Antonio M., utiliza el símbolo “tarde” para expresar la tristeza, la melancolía. También utiliza el adjetivo ”soñolienta” porque le hace recordar su infancia y la expresión “el agua brotar” para explicar que todavía hay vida en ese lugar abandonado. Finalmente, hallamos “la monotonía del agua”, que le recuerda tiempos lejanos, pesados, aburridos.

Muy en general, es una obra en la que abundan las personificaciones y que tiene dos claros paralelismos en la segunda y última estrofa.

xènia dijo...

Ante todo también deseo felicitaros, chicas.

Me gustaría hablar de un poema que hemos analizado en clase y que no se encontraba entre los publicados ( o al menos eso me ha parecido ).

Se trata de "Fue una clara tarde, triste y soñolienta".
He elegido éste poema porque las imágenes que me evoca son realmente bellas.
El paisaje descrito, no se parece en nada a ninguno pertinente a mi infancia y de alguna manera, me gustaría poder recordar una situación como ésa.


"FUE UNA CLARA TARDE, TRISTE Y SOÑOLIENTA"

"Fue una clara tarde, triste y soñolienta
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...

La fuente sonaba.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta.
En el solitario parque, la sonora
copia borbollante del agua cantora
me guió a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía.

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?
Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente:
No recuerdo, hermana,
mas sé que tu copla presente es lejana.

Fue esta misma tarde: mi cristal vertía
como hoy sobre el mármol su monotonía.
¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares,
que ves, sombreaban los claros cantares
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama,
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?...
Fue esta misma lenta tarde de verano.

—No sé qué me dice tu copla riente
de ensueños lejanos, hermana la fuente.

Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
yo sé que es lejana la amargura mía
que sueña en la tarde de verano vieja.

Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

—Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.

Fue una clara tarde del lento verano...
Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
y en la clara tarde dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían;
la sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Adiós para siempre la fuente sonora,
del parque dormido eterna cantora.
Adiós para siempre; tu monotonía,
fuente, es más amarga que la pena mía.

Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruïdo abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta."


Éste poema, habla de la tristeza, de la melancolía de lo vivido.
El protagonista, regresa a un lugar donde jugó de pequeño, que en ese momento narrativo está abandonado ("La hiedra asomaba al muro del parque, negra y polvorienta...). En cambio, de la fuente situada en el centro, mana agua todavía.
Ésta, le recuerda al protagonista, que estuvo allí durante su niñez, y poco a poco, a través de ella, que es como si le relatara la historia de su pasado, le van viniendo a la memoria todos los recuerdos del lugar (“La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?”)
En su final, el narrador-protagonista, abandona de nuevo ese paraje “Adiós para siempre la fuente sonora, del parque dormido eterna cantora”,posiblemente para ya no regresar.
En este poema, Antonio M., utiliza el símbolo “tarde” para expresar la tristeza, la melancolía. También utiliza el adjetivo ”soñolienta” porque le hace recordar su infancia y la expresión “el agua brotar” para explicar que todavía hay vida en ese lugar abandonado. Finalmente, hallamos “la monotonía del agua”, que le recuerda tiempos lejanos, pesados, aburridos.

Muy en general, es una obra en la que abundan las personificaciones y que tiene dos claros paralelismos en la segunda y última estrofa.

Anónimo dijo...

He estado pensando en cada uno de los poemas que he estudiado hacia el momento en clase, para así poder realizar una ‘buena’ participación en el blog. No es voy a mentir, no soy una persona a la que resulte fácil analizar y poder entender la poesía, así que encuentro verdaderamente fascinante y admirable vuestra tarea. Hasta el momento hemos trabajado los poemas de ‘Soledades. Galerías. Otros poemas’ y me gustaría hacer referencia a uno que especialmente me gusta y creo que tiene algo de distinto lo cuál lo hace especial. Creo no haberlo visto en vuestro blog, así que os lo pongo para que podéis darle un vistazo. Es el último poema que hemos trabajado nosotros en clase:

‘Es una tarde cenicienta y mustia’.
Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
—Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tú eres nostalgia de la vida buena
y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella.
Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos, sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito, y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico,
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.

Es un poema triste situado en una ‘tarde cenicienta y mustia’ la cual también la define como ‘destartalada’. Nos habla de la presencia de la angustia al largo de la propia vida del autor, incluso durante su niñez lo cuál lo vemos reflejado en el octavo verso:
‘-Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.’
El poeta lo vive como algo muy cercano y familiar, utiliza el diálogo, como si le hablara directamente, con un lenguaje claro y directo. Aún así, como reflejan los primeros versos del poema, él mismo desconoce la procedencia de esta.

Es un poema dividido en dos partes: la primera en la que el autor nos sitúa en el tiempo y de alguna manera nos presenta la angustia, esta ‘vieja angustia’ la cual le acompaña des de niño; la segunda parte es distinta, más larga que la primera y presente un seguido de comparaciones, las cuales yo misma he encontrado realmente fascinantes.

En esta segunda parte, primero el poeta nos compara este sentimiento de angustia con un objeto, en este caso, un barco que ‘sin naufragio y sin estrella’ esta como perdido en el mar. Luego el poeta nos hace una segunda comparación, esta vez, con un perro; un perro ‘olvidado que no tiene huella ni olfato y yerra’. Finalmente, el poeta nos hace la tercera y última comparación, esta vez con un niño, que también parece estar perdido, al cual el poeta dedica seis versos enteros. Vemos que dedicó un verso al barco, dos al perro y finalmente seis al niño; de alguna manera el autor ha querido dramatizar la situación todo incrementando el número de versos dedicados a cada comparación. Son todo imágenes tristes las que pasan por mi mente al leerme todo este seguido de comparaciones, en las cuales cada uno de los protagonistas parecen estar perdidos. Supongo, que esta es la sensación que el poeta quería dar a conocer, esta sensación de confusión y pérdida, en la que, parece que él mismo se encuentra.

El poema termina con cuatro versos finales (incluidos en la segunda parte del poema), los que el poeta utiliza para hacer una síntesis final de la situación y en la que él mismo se define como un ‘pobre hombre en sueños’.




¡Felicidades por el Blog!
Carla Pascual

Anónimo dijo...

¡Qué sentimientos tienes!
Fantástico: te ha conmovido el poeta. Ya eres una de los nuestros.

Han puesto música a mis poemas...